jueves, 18 de agosto de 2011

La primera vez que cogí un tren.

¡Hey chicas! Os voy a contar la primera vez que cogí un tren; fue un trayecto de dos días, para pasar una semana de vacaciones con mi chico, Miguel en un hotelito francés. Lo teníamos todo planeado, ¡iba a ser el viaje de mi vida! Yo estaba muy nerviosa porque era la primera vez que montaba en ferrocarril y mis padres estaban muy contentos de perderme de vista.
Nos subimos y todo perfecto; fui a mi habitación que resultó ser compartida. Una chica pelirroja y de ojos verdes me saludó enérgicamente:

-¡Hola compañera! Me llamo Laura, ¿y tú?
-¡Buenos días! Yo soy Elena, encantada.-respondí- ¿También vas a Francia? 
-¡Que va! Vine a visitar a mi familia en España, estoy estudiando en Ámsterdam. ¿Y tú?
-Oh, yo voy a pasar una semanita con mi novio, de vacaciones.-Añadí, contenta.
-¡Qué suerte!-Exclamó.
Seguí hablando con ella hasta que llegó la hora de ir al vagón-comedor. Decidimos hacer una cena de parejas; su chico también la había acompañado. Resultaron ser una pareja adorable y encantadora, nos lo pasamos de cine y intercambiamos cuentas de Facebook.
Al llegar la noche, decidimos acostarnos temprano; mañana sería un día muy largo aunque realmente yo aún no lo sabía. Fuimos a nuestro compartimento y nos tumbamos. Ella sacó un ejemplar de "Extraños en un tren".
-¿Te gusta Patricia Highsmith?-Pregunté.
-Realmente lo estoy leyendo por la película, pero me encanta.-respondió
Me levanté para abrir la ventana. De repente, entró una especie de niebla blancuzca, que esbozaba el rostro de una chica.
-Hola...vengo de la historia anterior. Me llamo Lara.-Se presentó.
-Ho...hola Lara.-Dije yo.
-¡Lara! ¡Te he leído! ¡Te clavaron un cuchillo...! Vale, ya me callo. -hizo una pausa- ¿cómo es que estás aquí?
-¿LA CONOCES?-Grité.
-¡Si, claro! ¿No lees "Memorias de dos poperas"?
-¡Eh sigo aquí y soy una fantasma furiosa!-Bramó Lara.
Nos sentamos a escucharla.
-Hemos decidido que este cuento es demasiado moñas. Tendréis que añadirle emoción imitando a la trama de el libro que está leyendo Laura; "Extraños en un tren".
-¡Yo no quiero matar a nadie!-Salté yo.- Ni tampoco planeo ningún crimen.
-¡Ni yo!-Añadió Laura.
-Entonces....¡deberéis besaros con el novio de la otra! ¡O si no, esta historia no saldrá a la luz!
-Está bien...-Dijimos a coro.
-Mi tarea aquí ha terminado. -Se esfumó por la ventanilla-¡Alejop!
Nos miramos la una a la otra. Laura, se atrevió a decir:
-Bueno, podemos enfocarlo así; nos intentamos liar la una con el chico de la otra y de esa forma descubriremos si nos son fieles.
-Me parece mejor que aceptar sin más las órdenes del primer fantasma que pasa, sinceramente.-finalicé.
Luego no acostamos y tras dar mil vueltas en la cama me quedé dormida.
Al día siguiente, ella fue a la habitación de Miguel y yo desayuné con su novio.
Tuvimos una agradable conversación hasta que llegó el momento del flirteo:
-Y, Wally, ¿qué es lo que más te gusta de una chica?
-No sé...¿su sonrisa?
Sonreí de oreja a oreja.
-O la mirada.-Respondió.
Clavé sus ojos en los míos y parpadeé más de lo normal.
-Bueno, esto...-se le notaba nervioso- Quizás sea la risa.
Comencé a reír por lo bajo, dulcemente. Él se levantó de un golpe y chilló:
-¡Elena, no quisiera malinterpretarte, pero....!
Se marchó hacia su habitación. Yo, roja como un tomate, corrí en dirección a la mía. Cuando abrí la puerta; allí estaba, sonriente, Laura.
-Un beso. Pero la verdad es que se le notaba arrepentido. Me voy a desayunar que tengo hambre, cielo.-Soltó.
En ese momento, esto fue lo que EXACTAMENTE se me pasó por la cabeza:
<<Puta. Puta. Puta. PUTA. PUTA MUY PUTA.>>
Me senté en el sillón y metí la cabeza entre las piernas. Sólo se me ocurrió decir:
-Ojalá estuviese aquí Doraemon.
Y la habitación se llenó de luz. Miré al frente, y allí estaba el gato cósmico rebuscando algo en su gran bolsillo.
-¡Elena, he venido a ayudarte! ¡Con la pistola Seductomatineitor 3000 podrás seducir al chico que quieras y tus problemas se solucionarán! Ten cuidado también tiene el modo matar. ¡Toma precauciones!
-No nos pasemos que esto no es un anuncio de condones. ¡Gracias!-Abracé al personaje y fui al cuarto de los chicos.
Tuve suerte, porque sólo estaba él en la habitación. Le disparé y se desmayó. Corrí a su lado, y cuando se despertó estaba enamorado de mi, me comenzó a besar y tuve que detenerle para que la cosa no fuera a mayores. Chicas, creedme, fue difícil.
Regresé al compartimento con una sonrisa. Aquella joven no era rival para mi. Como Doraemon no estaba, comencé a jugar con el interruptor del aparato. En una de éstas, Laura abrió la puerta y yo tratando de esconderla, tiré la pistola en modo revólver al suelo. Se activó y ella cayó al suelo.
-¡Dios mío, la he matado!-Exclamé.
Me había dado cuenta de que era un crimen que arrastraría durante toda mi vida. Salí de la habitación y corrí hasta el último vagón, desde el que me tiré en marcha.
Para mi suerte, habíamos parado en una estación, me escapé y vine a escribir mi confesión. 
No se lo contéis a nadie, porque aún conservo la pistola.



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